Entre las principales causas de muerte por grupos de enfermedad, en el año 2015 la Enfermedad Cardiovascular  (ECV), con un total de 124.197 muertes (el 30% de todas las defunciones), siguió siendo la primera causa de muerte en población española.

La prevención de la Enfermedad Cardiovascular  es eficaz,  si se practicara correctamente, la eliminación de conductas de riesgo podría evitarla hasta en un 80%. Por tanto, resulta esencial potenciar la implementación de las medidas preventivas.

Independientemente de las actividades y tiempo disponible,  todos debemos tomar medidas de prevención frente al riesgo cardiovascular, para evitar  o retrasar el desarrollo de tres grandes grupos de patologías: Enfermedad Coronaria, Enfermedad Cerebrovascular y Enfermedad Vascular Periférica.

¿CÓMO INTERVENIR PARA PREVENIR EL RIESGO CARDIOVASCULAR?

Un elemento  importante en la prevención del riesgo cardiovascular (RCV) es su control a lo largo de la vida. Esto implica que, además de mejorar el estilo de vida y reducir el nivel de los factores de riesgo de los pacientes, con ECV establecida y aquellos en riesgo creciente de presentar ECV, se debe animar a las personas sanas de todas las edades a adoptar hábitos de vida saludables. Por este motivo, las estrategias de prevención individuales, para personas con riesgo alto o ECV establecida, deben de complementarse con estrategias poblacionales que promuevan la adopción de estilos de vida saludables y la reducción de los factores de riesgo en la población. Como intervenciones, a nivel individual y/o poblacional, destacan:

1. Promover un estilo de vida saludable: Según el paradigma de Geoffrey Rose, cambios pequeños en el RCV de toda la población producen reducciones de la carga de enfermedad mayores que grandes cambios únicamente en personas de alto riesgo. Este enfoque poblacional proporciona una serie de beneficios adicionales: aborda la salud cardiovascular durante toda la vida, previene otras comorbilidades, reduce las desigualdades sociales en salud, ahorra costes sanitarios y laborales, y mejora la esperanza y calidad de vida.

Los arándanos, son un producto recomendable

2. Cambio de comportamiento: Los métodos de intervención cognitivo-conductual son eficaces para motivar el cambio e inducir a la adopción de un estilo de vida saludable.

3. Factores psicosociales: En pacientes con ECV establecida y síntomas psicosociales (estrés, aislamiento social y emociones negativas) se recomienda realizar intervenciones conductuales para mejorar su nivel de salud psicosocial, integrando educación para la salud, ejercicio físico y terapia psicológica.

4. Sedentarismo y actividad física: Las personas de cualquier edad y condición que practican actividad física regularmente tienen menor riesgo de complicaciones y de mortalidad cardiovascular. Este efecto es debido a la influencia favorable del ejercicio habitual sobre muchos factores de RCV (HTA, lipoproteínas aterógenas, peso y diabetes) y a la mejora de la capacidad física y la salud mental. El estilo de vida sedentario, en consecuencia, está considerado como uno de los factores de riesgo principales de ECV.  Cualquier actividad es mejor que nada, pero se recomienda al menos 150 minutos/semana de actividad moderada ó 75 minutos/semana de actividad vigorosa o una combinación equivalente. La educación y promoción de la actividad física deben empezar en edad preescolar, cifrándose la cantidad mínima diaria en la escuela de al menos 30 minutos y preferiblemente de 60 minutos.

El tabaco es muy peligroso para la salud

5. Tabaquismo: Se recomienda no fumar tabaco ni otros productos derivados de hierbas ya que su consumo aumenta la prevalencia de ECV. Asimismo, se recomienda evitar la exposición al humo del tabaco (fumador pasivo) ya que eleva de forma significativa el riesgo de ECV. En fumadores, el abandono del tabaco es la medida más eficiente para prevenir la ECV.  Como medidas poblacionales eficaces para promover el abandono del tabaquismo destacan: el empaquetado neutro, las restricciones a la publicidad, promoción y patrocinio de la industria tabacalera , la prohibición de su consumo en lugares públicos, incluido los puesto de trabajo, la prohibición de su venta a adolescentes y su venta en máquinas expendedoras, etc.

 

6. Patrón alimentario: El riesgo de ECV y su mortalidad asociada son más bajos cuanto mayor es la adherencia a la dieta mediterránea (abundancia de productos de origen vegetal frescos o mínimamente procesados –frutas, verduras, cereales, legumbres, frutos secos–, escasez de productos ricos en azúcares y carnes rojas, aceite de oliva como principal fuente de grasa, ingesta de queso, yogurt, pollo y pescado en cantidades moderadas, y consumo moderado de vino en las comidas), un patrón alimentario que puede servir como modelo de referencia para la prevención cardiovascular.

 

7. Protección contra el abuso de alcohol:  La mortalidad por cardiopatía isquémica es mayor en varones y mujeres muy bebedores. Las estrategias con mayor nivel de eficacia para prevenir el consumo de alcohol son: límites de edad para la venta y el suministro de alcohol, control de alcoholemia en conductores, control de la venta minorista y reducción de los horarios de apertura, prohibición del alcohol en la publicidad, la promoción y el patrocinio de eventos. 

 Las Guías Europeas de 2016 sobre Prevención de la Enfermedad Cardiovascular ofrecen más información y más detalle sobre el tema

 

Fuente . Gobierno de Murcia, Consejería de Sanidad.