Ayer, 11 de abril se conmemoraba el Día Mundial de la Enfermedad de Parkinson. Es la segunda patología neurodegenerativa más numerosa que afecta a unas 150.000 personas en España, según nos afirma la Sociedad Española de Neurología (SEN); que estima un progresivo aumento, debido al envejecimiento de la población. ¿Es que no nos podemos hacer mayores?

(R: Pues va a ser que no. Porque ya actualmente, el coste de esta Enfermedad en Europa se acerca a los 11 billones de euros anuales. Dice el Sr. del Frap).

Y todo por unos gramos más o menos de dopamina.

Aún con estas dos sentencias acuestas, ayer se celebraron en toda España actos, organizados por otras 44 asociaciones de amigos familiares y personas con Parkinson, para recordar el día, reivindicar las carencias, que las hay, y recordar los derechos de los afectados que como personas, «los tienen».

Actos que, como el de Madrid, llevado a cabo en Paseo de la Habana, 208, Auditorio de la ONCE, contó con la participación de los primeros protagonistas, los afectados, ya por ser los más interesados, ya porque demostraron sus ganas de luchar, de vencer y de vivir.

En efecto, bajo el eslogan de «el día de David, María, Antonio, Carmen, Jose manuel, tec., se llevaron a cabo los actos. Nos querían decir que el Sr. parkinson ha venido a visitarles, a hacerles compañía de por vida; pero cada uno de ellos lo recibe, siente, padece y, yo espero que venzan, pero de forma diferente. No todos los que tienen esta enfermedad siguen el mismo proceso. Cada persona tendrá un camino diferente y ese camino dependerá muy mucho de la aptitud y la actitud con que lo afronte.

Hacía más de tres años que había perdido contacto con un compañero de trabajo, un amigo de quién no entendía el motivo por el que había dejado de responderme a las llamadas. Siempre había excusas por cierto malestar, o por visitas médicas. Ayer lo entendí. (y espero que el lector me entienda a mí).

Paseamos por un parque los tres. Sí, los tres, mi amigo, el Sr. Parkinson; quién vino a visitarlo hace más de cuatro años y tiene intención de quedarse a vivir con él para siempre y yo, que no aparezco en la foto. (La enfermedad de Parkinson es neurodegenerativa y cronica, por ahora).

Pero Jose Manuel, mi amigo, tiene con él a su familia, a la asociación de Madrid y a todos los amigos que fuimos y lo seguiremos siendo. Por eso, ayer fue un día especial también para mí. Ahora, Sr. Parkinson tendrá Vd. que soportarme también a mí, en los paseos por el parque, en las conferencias, tertulias, charlas de café, etc., y si le parezco aburrido tiene vd. un remédio: ¡Váyase!

Pero no a visitar a cada uno de los 10.000 nuevos casos de Parkinson que cada año se detectan en España. ¡Ellos no le han llamado, ¡déjeles en paz! De ellos, unos, 1.500 son pacientes que no superan los 45 años.

Ello porque el 52% de las personas afectadas tarda una media de 1 a 5 años desde que aparece el primer síntoma motor hasta ser correctamente diagnosticados. Una persona puede estar desarrollando, entre 5 y 15 años antes del diagnóstico definitivo del Parkinson otros síntomas no motores, trastornos no relacionados exclusivamente con esta enfermedad. Luego aparecerá también la falta de motricidad. En un 40% de los casos la primera manifestación del Parkinson es la depresión, en otros serán problemas de memoria, la pérdida de olfato, los trastornos del sueño. Y hasta hay un tes que contiene más de diez señales, todas ellas pueden parecer normales, incluso a los ojos de un sospechoso e incisivo médico de familia del sistema sanitario. Por ello, tienen razón las asociaciones al exigir mayor concienciación para que se agilicen los procesos de diagnósticos certeros. Ello tiene más importancia porque los tratamientos farmacéuticos tienen mejores resultados en los inicios de la enfermedad. Además porque con una buena actitud de la persona afectada, comenzando antes su rehabilitación, sus ejercicios, sus paseos, la terapia ocupacional, etc., más alargará la vida y la vivirá mejor y seguro que con más compañía. Por eso, aprovecho este rincón que generosamente esta radio me cede para afirmar, sin miedo a errar, que el Sr. Parkinson puede venir a visitarnos a todos, pero así como le recibamos por la puerta, le invitaremos a salir por la ventana.

Francisco Forte